Loncón fue elegida por sus pares con 96 votos de los 155 posibles. La Convención se produjo en un clima de tensión, con incidentes entre manifestantes y la policía en los alrededores de la antigua sede del Congreso en Santiago.

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Antes de la instalación, Loncón había dicho a CNN Chile que "la nación mapuche hace un llamado a todos los pueblos de Chile a un acto de reconocimiento, de cambiar la historia y que se exprese en la elección de una constituyente mujer mapuche".

"La mujer mapuche ha estado excluida, hemos estado sin voz, no hemos sido reconocidas en el escenario político, pero la mujer mapuche ha defendido las tierras, el agua, el conocimiento, la lengua y nosotros hemos tenido un espacio social, público y mucha fuerza espiritual para acompañar la lucha de nuestros pueblos", sostuvo Loncón, que es académica, política, lingüista y activista.

Consultada sobre el mensaje que daría a la Convención en caso de ser elegida como presidenta, respondió: “Enriquecerse con las voces de las naciones originarias, con el conocimiento de las naciones originarias, los valores, porque somos pueblo sabio, porque somos los que tenemos filosofía y conocimiento que pueden ayudar a resolver los problemas que tiene este Chile monocultural, monolingüe, necesitamos instalar la diversidad dentro de la Convención, de la política, la diversidad jurídica, los territorios”.

La convencional mapuche fue designada en la segunda elección, ya que en la primera no consiguió los 78 votos necesarios para ser presidenta.

Sobre la tarea de la Constituyente, los convencionales tendrán nueve meses para redactar la Constitución, prorrogable por tres meses por única vez, y luego el presidente de la república llamará a un "plebiscito de salida" que aprobará o rechazará la nueva carta magna.

De aprobarse, pondrá fin a la Constitución de 1980, redactada durante la dictadura de Pinochet, pero si el nuevo texto fuera rechazado, aquella continuará vigente.