En medio de la Copa América, cuando ocho selecciones –incluida la argentina– se disponen a disputar los cuartos de final del torneo, las autoridades de Santiago decretaron la emergencia ambiental.

Ello se debe a los altísimos niveles de contaminación que sufre la capital trasandina, que alcanzan niveles críticos –según reconocen las propias autoridades–, luego de tres días de preemergencia.

La medida tiene vigencia entre las 7.30 y las 21 y establece la prohibición de circular del 40 por ciento de los vehículos con catalizador y el 80 por ciento de los que carecen de ese dispositivo. También se paralizan las actividades en 3.000 industrias contaminantes y se suspenden las actividades al aire libre.

Sin embargo, la suspensión no alcanza al magno evento futbolístico que tiene a la capital de Chile como uno de los principales escenarios.

Con 6,3 millones de personas que habitan una ciudad ubicada en un valle rodeado de montañas, es una de las capitales más contaminadas de América Latina, debido a la ausencia de brisas que dispersen las partículas contaminantes.