Provocando una ola de repudios en todo el mundo, el sultanato asiático de Brunéi oficializó las nuevas ordenanzas en el Código Penal que establecen la pena de muerte a piedrazos en castigo a la homosexualidad y el adulterio, en una ley de inspiración islámica.

El sultán Hassanal Bolkiah, quien ejerce de máximo representante del islam en el país, decretó esta medida volviendo su gobierno aún más conservador. Se incluyó la homosexualidad como delito, así como el adulterio; con la pena de apedreamiento.

Pero también se decretó la mutilación de la mano o el pie por robo, y la misma pena mortal por blasfemia, difamar el nombre del profeta Mahoma y la apostasía. Además, quedó oficializada la flagelación por aborto, entre otras atroces imposiciones contra las libertades individuales.

Hassanal Bolkiah, el sultán de 72 años que disfruta de lujos y escándalos amorosos, dijo que la medida ayudará a mantener "la paz y el orden" y tiene como objetivo "educar, respetar y proteger los derechos legítimos de todos los individuos de cualquier raza y fe".

Brunéi, rico por sus reservas de petróleo y gas, cuenta con un sistema jurídico doble que combina los tribunales civiles, basados en las leyes británicas y las islámicas. Está ubicado en la zona centro del Sudeste Asiático, al norte de la isla de Borneo, y tiene una población de poco más de 400 mil habitantes.