El golpe que implicó para Hillary Clinton la filtración de los mails demócratas en los que se daba cuenta del boicot al candidato Bernie Sanders, además de los propios mails de la demócrata y sus contradicciones en ganancias con la fundación que lleva su nombre, siguen estando en el ojo de la tormenta de la política estadounidense; en especial después de que Donald Trump se quedara con la Presidencia de ese país. 

Los rumores sobre la injerencia del Kremlin en estas filtraciones están presentes desde las elecciones primarias e incluso el propio Putin ironizó sobre el tema y se preguntó si Estados Unidos es "un país bananero" como para permitir que interfieran en sus votaciones. 

Finalmente la CIA acusó formalmente a Rusia de haber interferido en las elecciones presidenciales y muchos demócratas acusaron a Barack Obama de no haber accionado a tiempo. 

“Habría sido inapropiado que el presidente estuviera presionando a la comunidad de inteligencia para que acelerara su análisis porque estaba preocupado por el impacto que podría tener [esa decisión] en su candidato preferido [Clinton] en la elección”, comunicó el portavoz de Obama, Josh Earnest, en su rueda de prensa diaria.Y agregó:  “El presidente creyó importante que los servicios de inteligencia formularan el análisis más definitivo que pudieran hacer público y eso es lo que hicieron”.

Una investigación de The New York Times señala que los servicios de inteligencia estadounidenses sabían de las actividades del Kremlin y sin embargo no actuaron al respecto. En el artículo se indica que "en septiembre de 2015, 14 meses antes de las elecciones presidenciales, el FBI fue consciente de que al menos una computadora del Comité Nacional Demócrata había sido infiltrada por piratas cercanos al Gobierno ruso". 

Fuente: El País/ The New York Times