“Las calles (del este) están sembradas de cadáveres, pero nadie se ocupa de enterrarlos”, relató uno los civiles desplazados por la última batalla tras lograr salir de la parte oriental de la ciudad arrasada y que vive una crisis humanitaria. 

El Gobierno del presidente Bashar Háfez al-Ásad reclamó a las milicias de la oposición que entreguen una lista con el nombre de las 15.000 personas que pretenden ser evacuadas con ánimos de que no se escape ningún rebelde, aunque desde Naciones Unidas ya denunciaron la matanza de civiles en sus casas por parte del ejército sirio. 

El Ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, intentó restar importancia a los nuevos enfrentamientos pero desde las Organizaciones de ayuda internacional alertaron sobre el peligro de la violación de los derechos humanos de miles de personas que pasaron la noche bajo la lluvia tratando de escapar del combate. 

Según las informaciones del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos , al menos 465 civiles, entre ellos 62 niños, murieron durante el asalto final al este de Alepo, mientras 142 residentes, incluidos 42 menores, fallecieron en ataques sufridos en las zonas gubernamentales del oeste.