Tras varios meses de reformas, luego de su polémica asunción, Michel Temer decidió abandonar el Palacio presidencial de la Alvorada debido a la "mala energía" y los "fantasmas" del lugar.

"La energía no era buena (en Alvorada). Marcela sintió lo mismo. Sólo a Michelzinho, que se pasaba corriendo de un lado a otro, le gustó. Llegamos a pensar: ¿Será que hay fantasmas?", señaló Temer a la edición semanal de revista "Veja", publicada el pasado sábado.

El palacio de la Alvorada, diseñado por Oscar Niemeyer.
El palacio de la Alvorada, diseñado por Oscar Niemeyer.

Inmediatamente en las redes sociales se generó un aluvión de burlas sobre la posibilidad de espíritus y muchos señalaron que tal vez sean "los fantasmas de la democracia" que él golpeó.

También el mandatario fue criticado cuando elogió a las mujeres- en su día-  por saber de los "precios del supermercado" y poder comparar mejor.