El hecho es que Lula Da Silva sigue siendo el político más popular de Brasil más allá de las investigaciones que la justicia realiza para saber si participó o no de la trama de corrupción en el caso de Petrobras; caso que provocó el polémico juicio político y destitución de Dilma Rousseff. 

"Si pensaban que por perseguirme o por perseguir al PT (Partido de los Trabajadores) evitarían que yo fuera candidato en 2018... yo no era candidato, pero se han convertido en mi principal gancho electoral", aseguró Da Silva. 

Y planteó: "Soy un ciudadano indignado porque no puedo aceptar las ofensas de un niño fiscal que dice que yo monté una cuadrilla para gobernar el país" en referencia a las acusaciones del fiscal Deltan Dallagnol, que llegó a señalarlo como el "comandante máximo" de la red de corrupción en Petrobras.