Las detenciones y purgas no se han hecho esperar tras el fallido golpe de Estado, del que el Gobierno acusa a los seguidores del clérigo Fetulá Gülen. Es parte de la “limpieza hasta que no quede mancha” en las Fuerzas Armadas que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció que emprendería para evitar nuevas sublevaciones y que además se ha extendido al estamento judicial. Un total de 2.839 oficiales y soldados fueron detenidos a medida que las fuerzas leales al Gobierno acababan con los focos de rebeldía durante este sábado. Más de 2.700 jueces y fiscales serán suspendidos de sus funciones. Entre los militares capturados por haber participado supuestamente en el golpe se encuentran los comandantes del Segundo y Tercer Ejército de Tierra.

El primer ministro turco, Binali Yildrim, informó que 161 personas murieron entre militares leales, policías y civiles; mientras que por el bando rebelde al menos 20 soldados perdieron la vida. 

Esta última cifra contrasta con la brindada horas antes por el jefe interino de las Fuerzas Armadas, Umit Dundar quien había confirmado la muerte de 104 golpistas, elevando la cidra total a mas de 200. 

Yildrim agregó que 1.470 personas resultaron heridas, 30 de ellas militares rebeldes. Por otra parte, al menos 2.839 militares han sido detenidos por su presunta colaboración con el golpe, según Yildirim, quien ha incluido entre los sospechosos tanto a soldados rasos como a oficiales de alto rango. 

El ministerio del Interior turco había informado previamente de la destitución de cinco generales y 29 coroneles. Además, el gobierno aprovechó la ocasión para hacer una purga en la Junta Superior de Jueces y Fiscales, de donde fueron destituidos a 2.745 magistrados; mientras que el ministerio de Justicia destituyó a 5 de los 22 miembros de la propia Judicatura.