En los últimos tres años se mataron en Kukushima, al norte de Japón 13 mil ejemplares de jabalíes, cuya carne antes era considerada un manjar y que ahora es vista como altamente peligrosa; ya que los animales contienen cesio de -137 en un nivel  300 veces superior a los estándares considerados seguros para la vida de las personas.

Tras el desastre nuclear que se originó por el tsunami, muchas zonas fueron abandonadas por la población y la fauna y vegetación silvestre siguió su curso. 

En el caso de los jabalíes su reproducción se descontroló y no solo se apropiaron de zonas deshabitadas sino que también comenzaron a extender su territorio mostrándose mucho menos temerosos de los humanos. 

El gobierno japonés inició una cacería que parece no ser suficiente para controlar la población de jabalíes radioactivos. Mientras intentan recuperar la zona, The New York Times publicó un informe en el que indicó que tomará al menos 40 años poder desmantelar la planta nuclear y lograr que el aire quede libre de radiactividad.