Después de un conflicto armado de más de medio siglo y un polémico acuerdo de paz- que le valió al presidente Juan Manuel Santos un premio Nobel-, ahora llegó el momento del ingreso político de la exguerrilla a Colombia. 

De esta manera, reunidos en Bogotá, se inició el congreso nacional de las Farc en el que se transformarán en un partido político legal. Bajo el eslogan “por un gobierno de transición para la reconciliación y la paz” y unos 1.100 delegados asistentes, se dio comienzo al evento en el que se definirá el nombre que adoptará el partido, sus colores, símbolos, estatuto, programa, la plataforma que usarán, así como los diez candidatos al Congreso.

Rodrigo Londoño Echeverri -conocido bajo los alias de «Timoleón Jiménez», «Timochenko»- dio un discurso en el que subrayó cuáles son los planes a seguir. Más allá del debate interno entre los exguerrilleros; también se da un debate en la sociedad y el resto de los partidos políticos, muchos de los cuales no consideran oportuna la inserción política sin justicia para las víctimas del terrorismo. 

“Llegamos a dar el primer paso hacia la reconciliación”, dijo a su llegada Timochenko, quien junto con demás miembros del Secretariado, estaban escoltados.

Una de las últimas polémicas se dio con el inventario de los bienes de las Farc que fue presentado como de 325 millones de dólares- incluyendo tierras, ganado, armamento y efectivo, entre otros- aunque la Fiscalía cuestionó su veracidad. El fiscal general de Colombia, Néstor Martínez ironizó sobre la presentación realizada ya que incluyen como haberes “utensilios, ollas, exprimidores de naranja y de limón, y botas que deben estar depreciados y no tienen valor comercial, por lo que no van a ser fuente de reparación para las víctimas”.

“Los bienes se identifican por su mero nombre lo que hace francamente inútil e improcedente el inventario presentado, tanto para hacer viable su enajenación al fondo de bienes, como para establecer los activos que, por sustracción de materia, son susceptibles de extinción de dominio”, denunció el fiscal que está dispuesto a ir más a fondo con la recuperación económica. 

Por su parte, el jefe guerrillero Félix Antonio Muñoz Lascarro, alias «Pastor Alape», respondió que “las FARC han cumplido de manera estricta con lo acordado” y que el fiscal busca “caricaturizar” la presentación. 

El discurso completo de Timochenko

Al reunirnos en este Congreso, con el propósito de fundar el nuevo partido político que presentaremos al pueblo colombiano, estamos dando un paso trascendental en la historia de las luchas populares en Colombia.

Las FARC-EP, el glorioso movimiento armado revolucionario nacido el 27 de mayo de 1964, nos trasformaremos a partir de este evento en una nueva organización exclusivamente política, que ejercerá su actividad por medios legales. Esto no significa que renunciemos de algún modo a nuestros fundamentos ideológicos o proyecto de sociedad.

Seguiremos siendo tan revolucionarios como los marquetalianos, persistiremos en recoger las banderas bolivarianas y las tradiciones libertarias de nuestro pueblo, para luchar por el poder y llevar a Colombia al ejercicio pleno de su soberanía nacional, y a hacer vigente la soberanía popular. Continuaremos luchando por el establecimiento de un régimen político democrático que garantice la paz con justicia social, el respeto de los Derechos Humanos y un desarrollo económico con bienestar para todos quienes vivimos en Colombia.

Así lo estableció nuestra Octava Conferencia al corregir y ampliar el Programa Agrario, y tales previsiones seguirán siendo parte de nuestro arsenal ideológico y político.

Simplemente ahora damos cumplimiento a las conclusiones aprobadas por nuestra Décima Conferencia. Su declaración política llevó por título ¡Se acabó la guerra, vamos todos y todas a construir la paz! En ella consignamos que el Acuerdo Final de La Habana contiene los mínimos necesarios para dar continuidad por la vía política a nuestras aspiraciones históricas por la transformación del orden social vigente.

Y que por tal razón decidimos surtir todos los aprestamientos necesarios para el tránsito de nuestra estructura político-militar hacia un nuevo partido político. Dificultades conocidas en la implementación, impidieron que este Congreso se celebrara en el mes de mayo. Lo hacemos tres meses después, con la misma meta trazada por la Conferencia, dar continuidad a nuestros propósitos políticos de carácter estratégico por la construcción social de poder para el pueblo.

Como siempre hicimos las FARC, a nuestros contradictores en uno y otro extremo del espectro político responderemos siempre con hechos, sin necesidad de enzarzarnos en complicados debates. Nuestro mejor argumento serán las masas organizadas y en movimiento en los más diversos escenarios, enfrentando con verdadero talento al régimen y al sistema.

Si nuestro compromiso es ofrecer nuestra fuerza y energía por la unidad de los sectores progresistas, democráticos y revolucionarios del país, de los movimientos políticos y sociales, de las múltiples organizaciones sectoriales y reivindicativas en el nivel nacional, regional y local, tenemos que tomar conciencia real de la amplitud con que debemos dirigirnos a la nación, sin dogmas ni sectarismos, ajenos a toda ostentación ideológica, con propuestas claras y sencillas.

Ello deberá manifestarse en nuestro nombre, en nuestros símbolos, en nuestra actitud, en nuestra manera de tratar con la gente, en nuestras plataformas y programas. La Gran Convergencia Nacional, con la que pretendemos crear poder desde las bases y disputar los espacios institucionales, sólo será posible si actuamos con modestia, sin soberbias o suficiencias, con respeto por los demás. No necesitamos convencernos de que somos revolucionarios, sino sumar más y más gente al proceso por las grandes transformaciones del país.

Las marchas guerrilleras solían enfrentarse a enormes filos, que una vez coronados nos permitían apreciar más allá, hacia otras hondonadas y cimas que nos esperaban. Es así como debemos considerar el paso que estamos dando. Superamos en lo fundamental el obstáculo de la guerra, celebramos este Congreso públicamente y en la capital del país, una victoria real impensable años atrás. Tenemos por delante grandes retos y múltiples dificultades.

Nada es fácil en el mundo político, mucho menos la actividad revolucionaria. El régimen y el sistema no están hechos para nosotros, pero estamos inmersos en ellos y dispuestos a cambiarlos.

Requeriremos de cabeza fría y de masas que nos respalden en todos los espacios. Nuestra misión fundamental será ganarlas, sin ellas el adversario hará lo que quiera con nosotros, sin ellas no lograremos cambiar nada.

Hagamos de este un Congreso histórico, del que salgamos más unidos que nunca a cumplir con nuestros sueños. Urge comprender y asumir la dimensión política estratégica del paso que estamos dando. No se trata añorar volviendo la vista al pasado, sino de extraer de él la experiencia acumulada con mirar a la construcción de un futuro mejor para nuestro pueblo. La paz tendrá que ser una realidad cierta en Colombia, una hermosa tarea nos espera.