Al menos 25 personas murieron en Guatemala después de la violenta erupción del volcán de Fuego, uno de cuyos ríos de lava y lodo hirviendo sepultó el caserío El Rodeo de Escuintla, en el sur del país. 

Según el máximo responsable de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), Sergio García, durante la noche del domingo se indicaba que además de las 20 personas heridas, hay otras 3.100 evacuadas y un total de 1,7 millones de ciudadanos afectados por la explosión.

La ceniza que lanzó el volcán alcanzó los 10.000 metros de altura sobre el nivel del mar y, según el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), esta erupción, la segunda en 2018 del volcán de Fuego, es la mayor de los últimos años. Las columnas de ceniza y flujo piroclástico obligaron a realizar evacuaciones y al cierre del aeropuerto de la capital.

La siniestra erupción del volcán de Fuego deja al menos 25 muertos

El ministro de Salud Pública y Asistencia Social, Carlos Enrique Soto, comentó que al caer la tarde 15 personas habían sido internadas, víctimas de quemaduras por la lava. "Entre ellos hay cuatro niños graves, con quemaduras de tercer grado", puntualizó.

El presidente Jimmy Morales convocó a una junta de gabinete para analizar la posibilidad de decretar algún estado de excepción en las tres provincias que, por ser vecinas al volcán, resultaron particularmente afectadas.

En la rueda de prensa, las autoridades advirtieron a la población de que a través de las redes sociales se está exagerando la dimensión de la tragedia. 

Las columnas de ceniza superaron los seis mil metros de altura y alarmaron a las comunidades próximas al cono, particularmente a los visitantes de la Antigua Guatemala, donde la lluvia de ceniza alcanzó entre dos y cinco centímetros de espesor.

Situado entre los departamentos de Escuintla, Sacatepéquez y Chimaltenango, generó su primera erupción de 2018 en enero pasado. Este volcán, de 3.763 metros de altura y a 35 kilómetros provocó en septiembre de 2012 la última emergencia por erupción en el país, causando la evacuación de unos 10.000 habitantes asentados en poblados al sur.