La pastora evangélica Damares Alves llegó al ministerio de Derechos Humanos de la mano de Jair Bolsonaro, y en su presentación dejó en claro el carácter ''terriblemente cristiano'' que tendrá su administración.

La frase es una provocación a las organizaciones que defienden los derechos de la comunidad LGBTI que sufre discriminación y violencia cotidiana en Brasil. Incluso esta reformulación de políticas les baja la categoría de atención porque su problemática ahora será tratada por una Dirección y no directamente por el ministerio como ocurría anteriormente.

"Vemos esta postura con temor, porque sabemos que puede acarrear la muerte de sus integrantes, principalmente de los más vulnerables: travestis, y mujeres y hombres transexuales" afirmó Marcelle Esteves, vice presidente del grupo Arco Iris, organización que hace 25 años lucha por los derechos y protección de este sector de la población.