Udai Faisal se quebró como una pequeña rama y dejó de respirar así lo recuerda su madre al perder a su pequeño por falta de alimento en el medio del conflicto de la "otra Siria" de Oriente. 

"No lloró y no había lágrimas, simplemente estaba rígido", contó su madre, Intissar Hezzam. "Grité y me desmayé".  La guerra civil se inicio en 2015 cuando los chiitas se levantaron en la capital y Arabia Saudita y sus aliados, respondieron con una campaña de ataques aéreos y un bloqueo naval. 

Actualmente el país está obligado a importar el 90 % de la comida para apenas subsistir  y posee el índice de desnutrición más alto del planeta entre sus 26 millones de habitantes.  Desde el inicio del conflicto, el número de niños debajo de los cinco años con desnutrición pasó de 690 mil a 1.300.000 siendo el caso de Udai uno más pero que se transformó en símbolo de un grito desesperado de ayuda. 

Según un informe de UNICEF del último martes  "La escala de sufrimiento en el país es asombrosa" ante el colapso en los servicios de salud que "tendrá un impacto en las generaciones futuras".

Udai nació en un día de bombardeos y cuando su madre no pudo amamantarlo más por falta de leche, comenzó a hacerlo con una leche en fórmula que no siempre era posible de conseguir. A veces debía pasar el día con agua azucarada hasta que finalmente murió con los ojos perdidos en el vacío.