La relación entre política y fútbol existió siempre en todo el mundo, bastan los ejemplos de Berlusconi en Italia y Macri en Argentina para dar cuenta. 

Pero en Brasil se dio la particularidad de que un equipo se vinculara con una ideología, que se opusiera a los gobiernos de derecha.

Ese fue el Corinthians, siguiendo la línea que dejó Sócrates, el fabuloso mediocampista que brilló en la Copa del Mundo de 1982 en España.

Siguiendo esa tradición, varios micros con torcedores del equipo más popular de San Pablo llegaron a Brasilia para acompañar a Lula -fanático corinthiano- en la asunción de la presidencia del país.