El mandatario de Brasil, Michel Temer, y el ex candidato presidencial Aécio Neves "actuaron conjuntamente para impedir el avance de investigaciones de corrupción", señaló el fiscal general de la República, Rodrigo Janot.

Janot indicó en su denuncia que Neves, "en articulación, entre otros, con el presidente Temer, intentó obstaculizar la operación Lava Jato", a través de "medidas legislativas" y "el control del nombramiento de comisarios de policía" a cargo de dichas investigaciones. Para el funcionario judicial, "se ve también la posible práctica del delito de obstrucción a la Justicia".

Uno de los dueños del gigante cárnico JBS. Joesley Batista, comprometió al mandatario de 76 años con su confesión ante la Justicia: Batista aseguró que JBS le paga sobornos a Temer desde 2010, según documentos difundidos este viernes por la Corte Suprema, y además grabó una conversación que tomó estado público esta semana.

Según informó Página 12, en los audios Batista le pide "favores" en algunos ministerios, que obtiene información de algunos fiscales y hasta que soborna a un exdiputado preso (Joao Paulo Cunha) por corrupción,  y cercano al Gobierno, para que no admita hechos ante la Justicia.

La reacción de Temer no es muy explícita a pesar de la gravedad y está lejos de sobresaltarse ante maniobras espurias, por lo que fue interpretado por analistas jurídicos como un apoyo implícito a las negociaciones por fuera de la ley.

Con la investigación en curso, el jefe de Estado puede ser desalojado del poder, si se instaura un proceso penal en su contra: tal y como ocurrió con Dilma Rousseff, antes debe ser avalado por el Parlamento, aunque aquí la situación es bastante más previsible. 

Los analistas internacionales coinciden en señalar que la "tarea sucia" que necesitaba el poder financiero y mediático ya fue cumplida, por lo que ahora ese mismo aparato buscará despegarse de las acusaciones de corrupción, instaladas adrede por este mismo sector.