Tres jueces de la segunda instancia revisan hoy la condena de nueve años de cárcel que el julio pasado se emitió contra Luiz Inácio Lula da Silva, el expresidente más popular de Brasil y candidato más fuerte para las próximas elecciones generales y presidenciales de octubre.

Las acusaciones versan sobre un departamento en una playa de São Paulo, propiedad de una empresa que hacía negocios con el Gobierno de Lula (2003-2010) y que, supuestamente, le fue regalado al político como soborno.

Para muchos, este juicio tiene tintes políticos y busca juzgar la honestidad y la personalidad de quien fuera el referente de izquierdas de toda América Latina; en especial después de la polémica destitución de Dilma Rousseff que permitió la llegada del cuestionado Temer a la presidencia.