El tren de carga que partió ayer desde Reino Unido tardará 3 semanas en cubrir 12 mil kilómetros y llegar a su destino en China. Se trata de una nueva e histórica ruta comercial con la que, tras el Brexit, la Corona británica intenta mantener nuevos vínculos económicos. 

El nuevo tren implica menor tiempo, casi la mitad, de lo que se tardaría en enviar las mercancías por vía marítima. En esta primera carga se envió productos como vitaminas, artículos para bebés y medicamentos.

El tren partió desde un depósito en Stanford-Le-Hope, en Essex, con dirección a Barking, en el este de Londres,  Desde allí atravesará el túnel bajo el Canal de la Mancha hacia Francia, cruzando vía Bélgica, Alemania, Polonia, Bielorrusia, Rusia y Kazajistán hasta su destino final en Yiwu, China.

De esta manera Londres se convierte en la decimoquinta ciudad europea con enlace ferroviario directo con China que busca crear "un cinturón, una carretera".