Después de semanas de declive, el movimiento de los "chalecos amarillos" trataba de cobrar un nuevo impulso este sábado con una gran manifestación en París opacada por enfrentamientos con la policía y saqueos.

Los primeros hechos de violencia se registraron poco antes del mediodía en la famosa avenida de los Campos Elíseos, donde se habían congregado varios miles de manifestantes.

A poca distancia de los escaparates destrozados, junto al Arco de Triunfo, otros manifestantes, muchos de ellos vestidos de negro y con capucha o casco en la cabeza, lanzaron adoquines a las fuerzas del orden, que respondieron con gases lacrimógenos y cañones de agua.

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Según imágenes difundidas por las televisiones, otro grupo trató de atacar un camión de la gendarmería.

Según un balance divulgado por la policía a media mañana, 31 personas fueron detenidas.

Hacía semanas que no se veían en París escenas de saqueos y enfrentamientos como éstas, que recuerdan a las que se registraron en los mismos Campos Elíseos a finales de noviembre y principios de diciembre, y cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo.

Incidentes, violencia policial y saqueos: Los chalecos amarillos volvieron a las calles

El ministro del Interior, Christophe Castaner, denunció actos de "profesionales del destrozo y del desorden" y pidió a la policía responder con "la mayor firmeza a estos ataques inadmisibles".

Según cifras comunicadas por el ministro, unos 7.000 a 8.000 personas se manifestaban el sábado en la capital francesa este sábado, entre ellos 1.500 ultraviolentos.

Las fuerzas de seguridad estaban fuertemente movilizadas en la capital en el 18º sábado consecutivo de manifestaciones de "chalecos amarillos" contra la política fiscal y social del gobierno francés.

El centro de París amaneció con estaciones de metro cerradas y escaparates protegidos en previsión de una mayor movilización al cumplirse cuatro meses del inicio de las protestas.

Presentada como un "ultimátum" al presidente Emmanuel Macron, esta nueva movilización se produce tras una serie de debates en Francia con los que el gobierno esperaba canalizar la ira de los manifestantes y hacer emerger propuestas concretas.

El número de manifestantes decayó en las últimas semanas. Según cifras del ministerio del Interior, que los "chalecos amarillos" cuestionan, fueron 28.600 en toda Francia la semana pasada, una décima parte de los 282.000 que salieron a la calle el 17 de noviembre, inicio del movimiento.

Para evitar los disturbios y la violencia que opacaron varias manifestaciones y cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo, las fuerzas del orden pusieron en marcha un severo dispositivo policial.

Unos 5.000 hombres y seis vehículos blindados de la gendarmería están desplegados en la capital, donde hay también previstas otras manifestaciones como la llamada "Marcha del siglo" por el clima.