Un tensa calma reina en el centro económico y comercial de Hong Kong, donde los manifestantes permanecen firmes contra las autoridades, en lo que se está conociendo como la "Revolución de los paraguas".

Pero este miércoles, los estudiantes dieron un ultimátum a las fuerzas de seguridad y a Pekín: unos 200 manifestantes rodearon la oficina del jefe del ejecutivo honkonés y amenazaron con comenzar a tomar edificios públicos, si la máxima autoridad que responde a China no renuncia en las próximas horas.

Del otro lado, la respuesta no se hizo esperar y las fuerzas policiales que responden al ejecutivo afirmaron que, si los estudiantes llevan a cabo esas advertencias, habrán "graves consecuencias".

Esta última frase rememora al Tiananmen, que fue el último levantamiento popular en la isla, donde a través de la brutal represión perdieron la vida cientos de personas en lo que se conoció como una "masacre".

Igualmente, los manifestantes siguen allí y parecen no aflojar ante los oídos sordos de China, que suspendió las visas para los turistas chinos que quieran ir a Hong Kong.

Hace una semana miles de jóvenes permanecen en el centro de Hong Kong pidiendo la integración de un sistema completamente democrático y elecciones libres para el 2017.