Una veintena de reservistas de la Guardia Nacional de ese estado de Estados Unidos fueron desplegados en territorio para "ayudar al condado de Hawái con la gestión del tráfico en las carreteras y otras tareas relacionadas con la erupción del Mauna Loa", señaló en Twitter el funcionario de la agencia de gestión de emergencias de la isla.

En erupción desde el pasado 27 de noviembre, el volcán de la mayor isla del archipiélago sigue escupiendo lava por su vertiente norte, sin que por el momento suponga ningún peligro para las viviendas, consignó la agencia AFP.

Sin embargo, a las autoridades les preocupa los efluvios de la lava más activa, que avanza a un ritmo de unos seis metros por hora hacia una ruta principal, la Saddle Road, cuyo posible corte obligaría a los habitantes a dar largos rodeos.

El frente de lava ahora se encuentra a 3,5 kilómetros de la carretera, señaló el lunes el boletín del Instituto Estadounidense de Geofísica (USGS), pero las condiciones "hacen difícil estimar si el flujo de lava tocará" el asfalto y cuándo.

El USGS también especificó que las emisiones de dióxido de azufre han disminuido bastante, pero siguen siendo lo suficientemente importantes "para tener un impacto de moderado a significativo en la calidad del aire a nivel regional", dependiendo del viento en particular.

Mauna Loa, que cubre la mitad de la isla de Hawái, no entraba en erupción desde 1984 y, con un pico de 4.169 metros, es uno de los seis volcanes activos del archipiélago hawaiano, que ya registró 33 erupciones desde 1843.

En ese sentido, luego de la última erupción, arrojó lava durante 22 días, produciendo flujos que llegaron solo a siete kilómetros de la ciudad de Hilo, ubicada al noroeste del volcán. La isla principal del archipiélago también alberga un volcán un poco más alto, el Mauna Kea, a 4207 metros sobre el nivel del mar.