Si bien el Papa Francisco decidió desatender el protocolo del Vaticano, para que la esposa del presidente argentino Juliana Awada -son pareja por civil, pero no por Iglesia- pudiera participar del saludo junto a toda la delegación (y no aparte como indican las reglas religiosas) las declaraciones de este miércoles tiran un manto de dudas sobre la supuesta ''afectuosa'' relación que describió la empresaria textil.

En su audiencia de hoy, el pontífice criticó a quienes llevan "dinero sucio" a la Iglesia y arremetió contra empresarios que ofrecen donativos "fruto de tener mucha gente explotada, esclavizada o mal pagada".

En 2012, Awada y su marca Cheeky fueron investigados después de que se conociera una cámara oculta, que demostró la explotación y el hacinamiento de trabajadores de origen extranjero sin documentación en un taller clandestino que trabajaba exclusivamente para la famosa firma de ropa infantil.

Francisco no quiere donaciones de empresarios que tienen ''gente esclavizada''

“Algunos benefactores de la Iglesia vienen con donativos, pero estos donativos son el fruto de tener mucha gente explotada, esclavizada o mal pagada”, criticó Francisco en la Plaza San Pedro, ante unos 20 mil fieles.

“Yo les diría: ¡Por favor, llévense esos cheques! ¡Quémenlos!. La Iglesia no tiene necesidad de dinero sucio, sino de corazones abiertos a la misericordia de Dios”, aseveró el pontífice.

“Cuando uno se siente pecador, debe ir al Señor, igual que cuando uno se siente enfermo va al médico. ¡Si va al brujo, no se cura!”, ejemplificó Francisco para agregar más sospechas -Macri es fanático de las ceremonias no católicas- sobre quiénes serían los apuntados por las palabras del Papa.