El Papa inició la misa dedicada a la familia, a la que calificó como "una escuela donde la oración recuerda que hay un rostro, que hay un prójimo patente: vive bajo el mismo techo, comparte la vida y está necesitado".

"La familia es el hospital más cercano, la primera escuela de los niños, el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes, el mejor asilo para los ancianos", dijo, y explicó que el núcleo familiar "constituye la gran ´riqueza social´ que otras instituciones no pueden sustituir".

Bergoglio ingresó al parque en su papamóvil para ser saludado por los fieles, algunos con banderas de Ecuador, otros con paraguas para buscar sombra, pero todos con una sonrisa en sus rostros.

Si bien se esperaba más concurrencia, los 33 grados de temperatura, se sintieron fuerte por la humedad de la ciudad balnearia, lo que redujo la expectativa.

Ello no impidió a muchos fieles acampar en el lugar desde que se habilitó el ingreso, ayer al mediodía, en la búsqueda de un espacio lo más cercano posible al templete en el que el Santo Padre encabezó la homilía: un escenario blanco y amarillo (los colores del Vaticano) con una cruz en el medio del techo.

"Después de casi 30 años estamos felices de volver a recibir a un Papa, estamos contentos y llenos de fe por lo que es un gusto haber madrugado y hacer fila para escucharlo", explicó a Télam uno de los fieles, José Miguel Chica, oriundo de Guayaquil.

"No importa el calor, los de acá estamos muy acostumbrados a estas temperaturas", acotó en la conversación Mónica, su novia, con una cruz en la mano que llevó para que el pontífice la bendiga.

El Sumo Pontífice pidió a los fieles que recen por él y les aseguró: "Los llevo a todos en el corazón".

Francisco  recordó a su "querida" Sudamérica en una gira que incluye Ecuador, Bolivia y Paraguay donde será visitado por la Presidenta argentina.