"No vine para juzgarlos o para impartirles lecciones", expresó Francisco en la multitudinaria misa mientras los  llamó a la "humildad y a huir de la autorreferencialidad" y la "tentación del narcisismo".

"Se cuánto pesó en ustedes la herida de los últimos años y acompañé su generoso compromiso para sanar a las víctimas, conscientes de que al sanar somos siempre sanados y para continuar obrando para que tales crímenes no se repitan más", en una clara referencia a los casos de pedofilia en las diócesis de Estados Unidos.

El Sumo Pontífice pidió también ser "conscientes del coraje con el cual afrontaron momentos oscuros de su recorrido eclesiástico sin temer autocríticas ni ahorrar humillaciones y sacrificios, sin ceder al miedo de desentenderse de lo que es secundario para reconquistar la autoridad y la confianza pedida a los ministros de Cristo, como desea el alma de su pueblo".