El erupción del volcán Sakurajima, ubicado a unos mil kilómetros de Tokio, comenzó a las 18.56 (6.56 en la Argentina) y produjo una escena al mismo tiempo espectacular y espectral: lava rojiza elevándose al cielo con destellos anaranjados, lanzando humo y magma por sus laderas.

Aunque aún no produjo daños materiales, el volcán de 1.117 metros está separado por una bahía de la ciudad de la ciudad costera de Kagoshima, donde habitan unas 600 mil habitantes, y a unos 50 kilómetros de la central nuclear de Sendai, cuyos reactores 1 y 2 entraron de nuevo en servicio recientemente.

Como se sabe, tras la catástrofe de Fukushima en 2011, cuando la planta nuclear de esa ciudad fue arrasada por el tsunami, Japón detuvo todos sus reactores nucleares hasta que no pasaran por nuevas normativas de seguridad.