Que gran parte de la comida que se produce en el mundo no termina alimentando a las personas es una realidad triste y paradójica.

En Francia, con ánimos de revertir esta situación y para evitar nefastas prácticas como tirarle lavandina a productos alimenticios que ya no se podían vender; se estableció que todos los supermercados y cadenas deberán firmar un contrato de donación mensual con bancos de alimentos.

De esta manera las ONGs que alimentan a miles de personas en el país galo podrán ampliar el valor nuticional de lo que ofrecen al tener mayor variedad de productos. Se espera que esta iniciativa para evitar el derroche y ayudar a otros sea copiada en el resto de la Unión Europea y que luego se realice a escala global.