A finales de agosto de 2015, el sirio Abdul Halim al-Atta fue fotografiado por el islandés Gissur Simonarson vendiendo lapiceras por las calles de Beirut, Líbano, con su pequeña hija en brazos.

La conmovedora imagen se viralizó inmediatamente en las redes sociales y tres meses después Abdul ya tiene una empresa que le da trabajo a otros 16 refugiados.

Simonarson creó una campaña de donativos en la empresa crowdfunding para conseguir 5 mil euros y logró reunir más de 200 mil que permitieron a Abdul abrir un restaurante, un puesto de kehab y una panadería.

"He recibido muchas peticiones para ayudar a este hombre y a su hija. ¿Alguien conoce a gente en Beirut capaz de localizarlos?", fue el mensaje en Twitter que empezó la campaña en favor de Abdul.


Luego de hacer el donativo, Simonarson dijo a BBC sobre la posibilidad de compartir las grandes donaciones con otros refugiados: "Lo había pensado, pero la gente envió el dinero para esta persona en concreto",explicó.

Abdul Halim al-Atta distribuyó el dinero en ayudar: destinó 25 mil euros para asistir a sus familiares y amigos, levantó sus tres negocios, se mudo de la pequeña casa de una habitación a una más grande junto a toda su familia en Beirut.