Las centrales sindicales de Brasil anunciaron la primera huelga general desde 1996 en rechazo a los dos proyectos más ambiciosos del gobierno del cuestionado Michel Temer: las reformas laboral y jubilatoria, que fueron respaldadas por el Fondo Monetario Internacional. 

La huelga busca generar impacto en todo el arco político- oficialista y opositor- mientras un comité especial analiza la votación en Diputados que apunta a una reforma laboral que pretende flexibilizar la legislación que rige desde 1943, de la época del presidente Getulio Vargas.

Choferes de colectivos y trenes, docentes, médicos y los principales sindicatos industriales anunciaron que irán a la huelga general, liderada por la Central Única de Trabajadores, vinculada al Partido de los Trabajadores de Lula.

Recientemente fue Lula quien planteó que es necesario convocar a elecciones anticipadas: "Este país está fuera de control. Este país no necesita tener una persona que ocupa una posición indebidamente diciendo que no tiene popularidad, pero tiene un voto en el Congreso. Este país no puede ser gobernado desde un punto de vista jurídico",