La democracia estadounidense cruje. Esa institución muchas veces criticada por no permitir avances significativos de las minorías o el acceso de quienes no son millonarios o cuentan con millones de dólares para sus campañas se ve seriamente amenazada.

La denuncia de fraude que lanzó Trump socavó los cimientos de la credibilidad e impactó en un sector de su electorado al que le dio aire en sus cuatro años de mandato: la ultraderecha violenta.

Las principales cadenas televisivas cortaron su mensaje anunciando el fraude para desmentir al presidente -algo inédito en la historia de ese país- pero el fósforo ya estaba lanzado sobre la nafta.

Las declaraciones de este hombre en Florida sólo marca el sentimiento -confuso, enojado, fuera de la realidad, pero dispuesto a todo- que puede crecer si el mismo presidente estadounidense no acepta la derrota.