El papa Francisco comenzó a celebrar hoy su 80 cumpleaños desayunando en la residencia de Santa Marta con ocho sin techo, dos mujeres y seis hombres, acompañados por el limosnero papal, el monseñor polaco Konrad Krajewski.

Después, tal como se había anunciado, Francisco -nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936-, presidió una misa con los cardenales residentes en Roma en la Capilla Paulina.

Allí, tras ser saludado en nombre de los demás por el cardenal decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, el Papa agradeció a los presentes por acompañarlo y confesó: "Desde hace algunos días me viene a la mente una palabra que parece fea: vejez". Bromeó: "Asusta, al menos, asusta".

Recordó, sin embargo, que el 15 de marzo de 2013, dos días después de ser electo al trono de Pedro, en su primer encuentro con el Colegio Cardenalicio, había destacado que "la vejez es sede de sabiduría". Dijo: "Esperemos que también sea así para mí esto". Al evocar una poesía del alemán Friedrich Holderlin que dice que "la vejez es tranquila y religiosa", finalmente, hizo un pedido: "Recen para que la mía sea así: tranquila, religiosa y fecunda". Agregó: "Y también alegre, gracias".

El resto de la jornada de cumpleaños del Papa fue "normal", con una agenda como siempre nutrida de audiencias. Recibió al presidente de Malta, al prefecto de la Congregación para los Obispos, al obispo de Chur, Suiza, y a la Comunidad de Nomadelfia.