El papa Francisco criticó el materialismo de quienes celebran Navidad pensando en los regalos y llamó a tener compasión por los niños abandonados, en su homilía de la Nochebuena celebrada por millones de cristianos en todo el mundo. En Belén, una multitud se congregó para la misa del gallo a la medianoche, mientras que en Europa las celebraciones se desarrollaron con seguridad reforzada tras la ola de atentados yihadistas.

Dejémonos interpelar por el Niño en el pesebre, pero dejémonos interpelar también por los niños que, hoy, no están recostados en una cuna ni acariciados por el afecto de una madre ni de un padre, sino que yacen en los escuálidos «pesebres donde se devora su dignidad»: en el refugio subterráneo para escapar de los bombardeos, sobre las aceras de una gran ciudad, en el fondo de una barcaza repleta de emigrantes", dijo el Papa en su homilía.


El pontífice, haciendo gala una vez más de su crítica al materialismo, exigió igualmente a los católicos que eviten el egoísmo, cuando "Navidad es una fiesta donde los protagonistas somos nosotros en vez de él; cuando las luces del comercio arrinconan en la sombra la luz de Dios; cuando nos afanamos por los regalos y permanecemos insensibles ante quien está marginado".


En referencia implícita al aborto, pidió también compasión por los niños "que no dejan nacer". El papa argentino celebró su 80 aniversario la semana pasada y el domingo pronunciará su tradicional mensaje de Navidad "urbi et orbi".