El anuncio fue realizado por la ministra del Interior británica, Theresa May, quien afirmó que las alertas se elevaron de "sustanciales" a "severas, por miedo a un acto terrorista en el país.

Si bien May reconoció que no cuentan con información real sobre un ataque inminente, reveló que para el gobierno esa oportunidad es "altamente probable", según sus mismas palabras.

"Algunos de esos planes involucran previsiblemente a combatientes que han viajado allí desde el Reino Unido y Europa para tomar parte en esos conflictos", comentó, con relación a varios ingleses que salieron en los medios tras unirse a las campañas yihadistas.

Para los británicos "el avance en el nivel de amenaza" se debe a que varios grupos islamitas -sobre todo en tierras de Siria e Irak- estén planeando ataques contra Occidente, donde uno de los principales objetivos sería Reino Unido.

La última vez que los británicos vieron un alerta de estas características fue en 2011. En esta oportunidad, los especialistas en seguridad gubernamental volvieron a elevar las alarmas.

El primer ministro David Cameron, había dicho la semana pasada que hará "todo lo necesario" para proteger al pueblo del Reino Unido, después del caso del secuestro a James Foley.