Groenlandia y el resto del Ártico es una de las zonas más afectadas por el calentamiento global y el derretimiento de sus hielos es de gran preocupación no solo por el cambio que implica en su ecosistema, el aumento del nivel del mar sino también por el peligro que puede implicar que se "desentierre" una base militar estadounidense construida durante la Guerra Fría. 

Se trata de hasta  "4.000 kilómetros de túneles horadados a decenas de metros bajo el hielo, en medio de un desierto blanco que parece de otro planeta y a 200 kilómetros de la costa", escribe Nuño Domínguez para El País.

La base llamada Camp Century había sido edificada para la investigación científica en cooperación con Dinamarca, el proyecto "incluía un reactor nuclear que abastecía de energía toda la base, con capacidad para unas 200 personas. Había oficinas, laboratorios, gimnasios, bares, capilla. Y bajo estricto secreto, sin el conocimiento de sus aliados daneses, el Ejército de EE UU también lanzó un plan para almacenar cabezas nucleares que podían dispararse contra la Unión Soviética desde lanzaderas subterráneas". 

La base militar quedó sepultada por la nieve y el hielo en 1967 pero ahora podría quedar a la intemperie provocando un verdadero cambio la región y dejando al descubierto material tóxico. 

Un estudio publicado en Geophysical Research Letters, el científico William Colgan, de la Universidad de York, en Canadá, y el resto de su equipo explicó: “Cuando analizamos las simulaciones climáticas, vemos que en lugar de haber una cubierta de nieve perpetua, parece que este lugar podría pasar a derretirse en 2090” y agrega:  “Una vez que el lugar registre más derretimiento neto que nieve será solo cuestión de tiempo hasta que los residuos salgan a la superficie, será irreversible”. 

Se estima que entre los desechos de la base hay unos 200.000 litros de combustible diésel,  240.000 litros de agua contaminada, incluyendo residuos fecales, y una cantidad desconocida del refrigerante que se usaba en el reactor nuclear y que tendría niveles bajos de radiación. 

 “Realmente estamos en una situación de esperar hasta que se derrita la capa de hielo hasta casi dejar expuestos los desechos, solo entonces podría reclamarse que se limpien”, exclamó visiblemente preocupado, Colgan.

Las leyes ambientales internacionales no dejan claro quién debería limpiar el lugar; en una situación histórica en la que Estados Unidos tiene un candidato presidencial, Donald Trump, que desestima esas leyes para focalizarse en la minería y  el petróleo. 

Fuente: El País.