Algunas semanas después de ser elegido papa por el cónclave vaticano, Jorge Bergoglio soliviantó las esperanzas de aquellos que, con la vista puesta en los desaguisados económico-financieros de la curia y, sobre todo, en la pedofilia endémica que atraviesa la iglesia católica a escala mundial, esperaban una reforma profunda de la institución que, sin embargo, durante dos mil años se negó –y se niega– a variar un ápice su ideología y su metodología.

Durante la misa que brindó el primer domingo de mayo de 2013 en la Plaza San Pedro, Francisco se refirió en forma pública, por primera vez –aunque elípticamente–, a los casos de abuso sexual contra menores. (1) Dijo que las víctimas "están presentes en mis oraciones" y añadió que desde la iglesia "debemos comprometernos todos para que todas las personas, y en particular los niños, que son uno de los grupos más vulnerables, sean siempre protegidos y defendidos".

Poco antes se había sabido que el papa planteaba luchar "con determinación" contra los curas pedófilos, cuando se dirigió al prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, encargado de recibir y analizar denuncias formuladas contra sacerdotes. "El Santo Padre recomendó en particular que se continúe con la línea de su predecesor Benedicto XVI de actuar con determinación en los casos de abusos sexuales", decía un comunicado oficial.

Más allá de que durante el período que Benedicto no amainaron las denuncias por casos pasados y presentes de pedofilia y, de hecho, el alemán continuó con la política general de su predecesor, el polaco Karol Józef Wojtyla, conocido como Juan Pablo II y sindicado como “protector” de pedófilos (2), lo cierto es que muchos observadores parciales e imparciales quisieron ver en esa “continuidad” el inicio de las acciones necesarios por parte de la propia jerarquía para dar inicio al saneamiento respectivo. Tal vez porque, como dijo alguna vez el periodista Roberto Caballero, "cada uno ve en el Papa lo que quiere ver". (3)

La protección que el propio Bergoglio brindó durante años al paradigma argentino del abuso contra menores, el condenado Julio César Grassi (4), poco y nada fue tenido en cuenta para trazar siquiera una posibilidad concreta de que, a partir de Francisco, la iglesia fuera en el sentido descripto en el párrafo anterior.

Pero si aún con ese y tantos otros antecedentes que oscurecen todavía más el futuro de la iglesia con relación a la pedofilia, alguien más o menos inteligente planteaba cierta esperanza en alguna eventual lucha contra el abuso por venir, la negativa del Vaticano a brindar información sobre el tema al Comité sobre los Derechos del Niño de la ONU (CDN) terminó por pulverizar cualquier clase de optimismo.

A mediados de 2013 y a través de un cuestionario por escrito, el CDN pedía al Vaticano, en tanto Estado observador de la ONU, "información detallada sobre todos los casos de abuso sexual de niños cometidos por miembros del clero, curas o monjas". (5) Entre otras cosas, quería saber las medidas tomadas por la Iglesia para castigar a los culpables de abusos, para apoyar a las víctimas y para impedir que miembros del clero acusados de pedofilia pudieran entrar en contacto con niños.

A principios de diciembre pasado, la iglesia respondió negándose a enviar la información solicitada, argumentando que no revelaría ninguna información sobre sus investigaciones internas, a menos que esta sea requerida por algún Estado o gobierno. (6) Según los jerarcas eclesiásticos, los procedimientos disciplinarios internos "no están abiertos al público" a fin de proteger "a los testigos, al acusado y la integridad del proceso de la Iglesia".

Incluso, haciendo gala de un cinismo pocas veces visto u oído, la oficina de prensa de la santa sede se quejó porque el informe del CDN supone “un intento de interferir en la enseñanza de la iglesia católica sobre la dignidad de la persona humana y en el ejercicio de la libertad religiosa”. (7)

Es que en el lapidario informe emitido tras la negativa del Vaticano a responder las preguntas, el Comité critica duramente el "código de silencio'' que adoptó la curia con relación a las víctimas de sacerdotes pedófilos y denuncia que "sistemáticamente privilegió la preservación de la reputación de la iglesia y el presunto ofensor sobre la protección de los niños''. (8)

Ahora, la socióloga ecuatoriana Sara Oviedo Fierro, vicepresidenta del Comité por los Derechos del Niño, hizo hincapié en la negativa del Vaticano “al pedirles que muestren los datos que nunca han dado, que den cuenta de las acciones que están haciendo y que entreguen a los sacerdotes criminales a la justicia común”. (9)

Si bien señaló que “existe una mayor apertura de la santa sede” para abordar el tema de la pedofilia e incluso reconoció que se están tomando algunas medidas “tibias” con relación al problema, Oviedo Fierro también indicó sobre presuntas investigaciones “internas” que “yo no les creo. O están haciendo muy poco o no están haciendo”.

Incluso, dijo que cualquier medida que la iglesia esté llevando a cabo es “para contentarnos y para que bajemos la presión”, advirtiendo que desde el Comité “les dijimos claramente que no les creíamos, con diplomacia y en buen ambiente, sin gritos: `No les creemos, no se ve lo que hacen. Las víctimas siguen esperando respuestas`”.

Consultada sobre si la iglesia católica se cree impune ante las acusaciones, Oviedo Fierro respondió: “No les veo síntomas de sentirse impunes, aunque en los hechos sí han actuado así, con la lógica de seguirlos protegiendo [a los pederastas]. Si un militar es evidenciado en situaciones de este tipo se lo entrega a la justicia común, no se entiende por qué ellos no lo hacen. La única conclusión que saco es que el asunto de la pederastia es estructural y que está tan enraizado en las bases de la iglesia que hace temer que si esto se comienza a enfrentar ocurre una hecatombe y salen comprometidas todas las estructuras y sus autoridades. Por la protección con la que tratan el asunto nos hacen pensar que el tema es muchísimo más grande”.

En efecto, la pedofilia está en las bases mismas de la institución iglesia, de ahí que con tanto ahínco la jerarquía proteja a los culpables; siglo tras siglo, papa tras papa. De lo contrario, minaría su propia estructura y, por lo tanto, socavaría los cimientos de su continuidad como institución “rectora de la moral”.

De ahí que resulte más necesario que nunca acentuar y acelerar la batalla contra le pedofilia que, por cierto, no concluye en lo judicial sino en acelerar la mencionada “hecatombe” que derribe para siempre al mecanismo y al organismo, en concreto, de uno de los delitos más aberrantes que la humanidad ha conocido.

Referencias:

(1) http://www.diarioregistrado.com/sociedad/73873-el-papa-pidio-luchar-contra-la-pedofilia.html

(2) http://elpais.com/diario/2010/01/24/domingo/1264308758_850215.html

(3) http://www.diarioregistrado.com/politica/71993--cada-uno-ve-en-el-papa-lo-que-quiere-ver-.html

(4) http://www.diarioregistrado.com/politica/82273-grassi--un-caso-que-la-condena-judicial-no-cierra.html

(5) http://www.diarioregistrado.com/sociedad/76457-onu--el-vaticano-debe-explicar-los-abusos-sexuales.html

(6) http://www.diarioregistrado.com/internacionales/83517-el-vaticano-se-nego-a-dar-informacion-sobre-curas-abusadores.html

(7) http://noticias.lainformacion.com/educacion/educacion-religiosa/la-santa-sede-cree-que-la-onu-intenta-interferir-en-las-ensenanzas-de-la-iglesia-con-el-informe-sobre-la-infancia_Y3mqJAbKhngVcjWSGUre2/

(8) http://www.lanacion.com.ar/1661448-la-onu-acuso-al-vaticano-de-permitir-abusos-a-menores-por-parte-de-sacerdotes

(9) http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/02/14/actualidad/1392408791_476968.html