El toque de queda fue impuesto en cuarenta ciudades de los Estados Unidos para responder a las protestas con marchas, quema de autos y saqueos que se han producido en todo el país por el asesinato de George Floyd durante un arresto por el sólo hecho de ser negro.

Miles de manifestantes salieron a las calles el domingo con marchas pacíficas en contra de los asesinatos de personas negras por parte de la policía. Pero no todo fue pacifismo: también hubo vandalismo y saqueos para expresar el descontento desde Filadelfia a Los Ángeles, inclusive llegando frente a la Casa Blanca.

El asesinato de George Floyd desató las protestas. Murió luego ser inmovilizado mientras tres policías de Minneapolis lo esposaban. Chauvin, un policía blanco, lo ahorcó con su rodilla mientras éste estaba boca abajo tirado en el piso y gritaba: “Mamá”, “por favor” y “No puedo respirar”. 

Chauvin fue arrestado el viernes y acusado de homicidio en segundo grado y homicidio no intencional en tercer grado. Pero eso no detuvo las protestas que continuaron en decenas de ciudades.

La situación llegó a tal magnitud que en Houston, la ciudad natal de Floyd, el jefe de policía Art Acevedo se arrodilló con varios agentes junto con los manifestantes en apoyo a las protestas.

Inclusive los disturbios llegaron Casa Blanca y la policía empleó gas lacrimógeno y granadas aturdidoras contra una multitud que salió corriendo y prendió una fogata en la calle como se suele hacer en otras partes del mundo.