Hace pocos días, el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, había anunciado que reducían significativamente el personal diplomático estadounidense en La Habana y retirarían a sus familiares. 

Pero en las últimas horas el gobierno norteamericano acentuó la polémica y dio un plazo de siete días para que Cuba retire a 15 diplomáticos de suelo estadounidense. ¿La razón? Una teoría conspirativa en torno al gobierno cubano.

Según denuncian desde Washington existieron "ataques" contra diplomáticos en la isla, ya que por diferentes razones, 22 funcionarios estadounidenses se enfermaron desde fines de 2017 hasta la fecha. 

En diferentes casos, los estadounidenses sufrieron síntomas como pérdida de audición, mareos, zumbidos, dolores de cabeza, fatiga, problemas cognitivos y dificultades para dormir. Esto fue considerado como un "ataque" por el gobierno de Trump.

“El gobierno de Estados Unidos, con estas acciones políticamente motivadas e irreflexivas, es el responsable del deterioro presente y probablemente futuro de las relaciones bilaterales”, dijo el ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, en una rueda de prensa en La Habana, donde también aclaró: "Cuba jamás ha perpetrado ni perpetrará ataques de ninguna naturaleza contra funcionarios diplomáticos ni sus familiares".

Mientras, que Tillerson afirmó: "a decisión se tomó por la incapacidad de Cuba de dar los pasos apropiados para proteger a nuestros diplomáticos de acuerdo con sus obligaciones bajo la Convención de Viena".