"Haremos a Estados Unidos fuerte otra vez; haremos a Estados Unidos orgulloso otra vez; haremos a Estados Unidos seguro otra vez; haremos a Estados Unidos grande otra vez"; exclamó Donald Trump en el cierre de la caótica convención republicana en Cleveland donde no faltaron enfrentamientos y protestas.

En un extenso discurso, con menor cantidad de bromas, el magnate  repitió los lemas de su campaña focalizándose en dejar en claro su mensaje sin medias tintas. "Seremos el país de la generosidad y la cordialidad, pero también en el de la ley y el orden", proclamó el candidato.

 "Soy su voz"; "Solo yo puedo arreglar el sistema"; "Yo lucharé por ustedes", fueron algunas de las líneas que se escucharon en el discurso y se metió de lleno con los ataques a policías al afirmar que "cualquiera que no vea este peligro no está preparado para liderar nuestra nación". y aseguró que será él quien  "restaurare la ley y el orden" recordando a Richard Nixon. 

También se refirió a los inmigrantes y eligió vincularlos con asesinatos- sin datos claros, solo generalizando- declarando:  "América primero", e insistió con la construcción de un muro en la frontera con México y la implantación de un sistema de inmigración "legal", aunque no mencionó su  promesa de deportar a los aproximadamente 10,5 millones de inmigrantes indocumentados que hay en EEUU.

El  “Americanismo, no globalismo será nuestro credo”, aseveró Trump y culpó el legado- en el que incluyó a la "marioneta" Hillary Clinton- de los gobiernos anteriores en la crisis y violencia de la sociedad actual estadounidense. 

Trump recibió algunas críticas durante su discurso cuando declaró que "haré todo lo que esté en mi mano para proteger a la comunidad gay". Además prometió renegociar los acuerdos comerciales de Estados Unidos, prometiendo que permitirá que las organizaciones religiosas de EEUU puedan entrar en política; un hecho en la actualidad está prohibido aunque generalmente se muestren a favor del Partido Republicano.