Finalmente, Estados Unidos cumplió su amenaza y se retiró de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) dependiente de Naciones Unidas. 

Ya en 2011, Estados Unidos había quitado su financiación al organismo internacional pero ahora la administración de Donald Trump tomó la medida extrema de retirarse por considerar que la Unesco, con sede en París, tiene un "sesgo en contra de Israel". 

La directora general de la Unesco, Irina Bokova, lamentó la decisión y señaló que "es una pérdida para el multilateralismo y para la familia de Naciones Unidas"; aunque desde Washington aseguraron que este paso "no se toma a la ligera" y llega después de varias medidas de organismo que reconoció a Palestina como miembro, o el reciente nombramiento de la Ciudad Vieja del Hebrón como Patrimonio de la Humanidad. 

“El trabajo de la Unesco es clave para reforzar los lazos de la herencia común de la humanidad ante las fuerzas del odio y la división”, afirmó Bokova. Y agregó en un comunicado: “En momentos en que la lucha contra el extremismo violento requiere de renovadas inversiones en educación, en el diálogo entre las culturas para prevenir el odio, es profundamente lamentable que Estados Unidos se retire de la agencia de Naciones Unidas que lidera en estas cuestiones”. 

La salida de Estados Unidos se hará efectiva el 31 de diciembre de 2018, aunque la idea es que permanezca en el órgano con la condición de "Estado observador". 

No es la primera vez que Estados Unidos se retira de Unesco, ocurrió también durante la administración del republicano Ronald Reagan, en 1984, después de acusar a la organización de seguir una política favorable hacia los intereses de la Unión Soviética. George W. Bush volvió a reintegrarla hace 15 años, porque consideró que se había atenuado su sesgo contra Occidente e Israel.