La expresidenta brasileña Dilma Rousseff denunció el exmandatario Luiz Inácio Lula da SIlva, quien tiene la mayor intención de voto entre los brasileños que tendrán elecciones presidenciales este año, está sometido a un régimen de visitas peor que aquel que le impuso el gobierno militar a ella, cuando era una joven militante en 1970, donde fue torturada por 22 días.

"Es una situación extraña la de Lula, una jueza lo mantiene aislado o en un régimen especial. Yo tengo cierta experiencia, presa durante tres años por la dictadura e incluso así recibía a parientes, amigos y abogados", dijo Rousseff en declaraciones reproducidas por el corresponsal de la agencia Telam en el país vecino.

Rousseff se refirió a la actualidad de Lula en prisión, en la Superintendencia de la Policía Federal, donde la jueza federal Carolina Lebbos le impidió el ingreso para ver al expresidente, detenido desde el 7 de abril.

"No es posible que un ex presidente sea impedido de conversar con sus compañeros y amigos", se quejó Dilma que configuró la continuidad del golpe que la desplazó del máximo cargo político "con Lula preso sin cometer actos ilegales y una camarilla que tomó el poder suelta", en referencia al gobernante y su ex vicepresidente, Michel Temer.

"Esta condena contra Lula es una proscripción artificial, toda la comunidad intenracional, que considera a Lula un líder mundial, está viendo lo absurdo y mentiroso de este proceso", lanzó ante los medios.

"Hay una obsesión de los medios por el Plan B, pero algunos están queriendo poner como moneda de cambio que Lula renuncie a ser candidato a cambio de quedar libre, eso sería una vergüenza, con el pueblo queriendo llevarlo a la presidencia", detalló las turbulencias políticas en un año electoral.