En diálogo con Simon Romero, para The New York Times, Rousseff se muestra decepcionada ante los hechos ocurridos en el que fue suspendida de sus funciones ejecutivas y no duda en señalar al gobierno de su exvicepresidente Michel Temer como  “un gobierno provisional de hombres blancos ricos. No pensé que llegaría a ver en Brasil un gobierno tan conservador como este”. 

Mientras Brasil se prepara para el inicio de los Juegos Olímpicos, Temer ve afectada su gobernabilidad con casos de corrupción mientras la mandataria "espera que los últimos golpes a la legitimidad de Temer sirvan para inclinar la balanza de los votos del juicio político a su favor"

“Siempre quisieron que dimitiera pero no lo haré”, exclama Rousseff mientras espera la primera votación en el plenario sería el 1 o 2 de agosto y agregó: “Molesto a los parásitos y seguiré haciéndolo”.

“Es un punto de no retorno. Se ha roto un pacto”, exclamó la líder que nunca dejó de insistir que más que un juicio político se trató de un golpe directo a la democracia de Brasil.