El Gobierno de Corea del Sur decidió comenzar a cambiar su imagen internacional preocupado por las presiones de ambientalistas y asociaciones protectoras de animales ante el cruel negocio de venta de carne de perros, cuyo principal punto neurálgico está en el mercado a cielo abierto de Moran, en  Seongnam. 

El Gobierno surcoreano pactó con 22 distribuidores que se comprometieron, a partir de la próxima semana, a desmantelar las instalaciones de este redituable negocio a cambio de recibir apoyo financiero para reformar sus tiendas y diversificar sus ventas.

El problema no es el consumo de carne de perro, que no es tabú en ese país, sino cómo los animales eran expuestos y maltratados en jaulas diminutas. Además se los sacrificaba de manera cruel a la vista de los transeúntes y dejándolos en agonía. 

Solo en el mercado de Moran se venden cada año unos 80.000 perros, lo que equivale a aproximadamente una tercera parte del total de carne de este animal que se consume en Corea del Sur y que espera cambiar para el 2017.