Tres décadas atrás, Corea del Sur enfrentaba un terrible problema entre su población; la brecha de género había alcanzado un número demasiado alto por cada 100 niñas había 116,5 niños.

"Una hija vale por 10 hijos", fue lo que salió a decir el Gobierno surcoreano para evitar los abortos de niñas y romper con la creencia de que que "las hijas dejaban de formar parte de la familia cuando se casaban" como así también que eran solo los varones lo que mantenían el linaje y eran sostén de familia. 

Fue en 1988 cuando las autoridades decidieron prohibir que los médicos le anunciaran a los padres el sexo del feto. Así para 2013 por cada 100 niñas nacían 105,3 niños, una proporción comparable al de países occidentales como Canadá.

Los expertos sostienen que no solo se trató de la prohibición para conocer el sexo del bebé sino también a los cambios que se dieron en las sociedades asiáticas donde las mujeres ganaron espacios profesionales y laborales que las convirtieron en jefas de hogares en especial en las urbes donde ya no era necesaria esa postura de criar "hombres para trabajar los campos". 

En un informe titulado "¿Por qué está disminuyendo la preferencia por los hijos en Corea del Sur?", publicado en 2007, el Banco Mundial reconoció el esfuerzo de Corea del Sur y determinó que era "la primera nación en Asia en revertir la tendencia de una brecha de género creciente", algo que no sucede en países como India y China donde el aborto selectivo se sigue practicando. 

Fuente: BBC News/ Yvette Tan