El poderío militar creciente de Corea del Norte no es un juego y lo tienen muy en claro especialmente aquellos países cercanos como Japón que hace poco vio cómo un misil norcoreano atravesaba su espacio aéreo. 

Luego de una fuerte crisis política, el Primer Ministro nipón, Shinzo Abe, convocó a elecciones anticipadas y el pasado domingo arrasó en los comicios logrando - ahora- la mayoría Parlamentaria con el Partido Liberal Democrático (PLD) como para tratar su ansiada modificación de la Constitución de posguerra. 

En la práctica la Carta Magna "pacifista" prohíbe las operaciones ofensivas o el despliegue en el extranjero del ejército, que en el país lleva el nombre de Fuerzas de Auto Defensa de Japón (FADJ); algo que Abe busca modificar basado en las tensiones y la crisis norcoreana. 

"Primero, quiero profundizar en el debate y lograr que la mayor cantidad de personas estén de acuerdo en esto", planteó el funcionario tras la victoria, según reportó Reuters. "Deberíamos hacer de ello una prioridad", añadió el mandatario, quien se ha puesto como meta lograr la modificación para el 2020.

Por su parte, el régimen de Pyongyang marcó su preocupación al respecto y acusó al actual Gobierno nipón de "impulsar la militarización del país" y de preparar "una nueva invasión de la península coreana".

Japón "ha vuelto a escenificar otra siniestra caricatura política, en la que ha revelado su verdadero rostro como un estado belicista que ha dado un nuevo impulso a su militarización", señala el comunicado realizado por un portavoz del Comité norcoreano de la Paz de Asia-Pacífico y difundido por la agencia estatal norcoreana KCNA. 

Y el comunicado agrega: "Ahora que está bien claro que todo Japón apoya los preparativos para la re-invasión con el apoyo de Estados Unidos, la DPRK (siglas en inglés del nombre oficial del país, República Popular Democrática de Corea) tiene el derecho de tomar duras contramedidas de autodefensa". 

Mientras Abe defiende que el objetivo es incrementar las competencias japonesas en materia de Defensa, además de Corea del Norte, China y Seúl miran con desconfianza el posible resurgimiento del poderío militar nipón.