Santa Maria da Feira, en el norte de Portugal, es un pueblo cercano a Oporto de 11 mil habitantes. Este mes sucedió algo extraordinario: un hombre de 92 años fue dado por muerto por coronavirus en un hospital y enterrado por su familia a cajón cerrado.

Pero a los 20 días les informaron que había habido un error y finalmente estaba vivo.

Fue así, tal lo contó el diario Jornal de Notícias: el hombre fue ingresado hace dos meses en el Hospital de Oliveira de Azeméis por problemas respiratorios y durante su hospitalización se contagió de COVID-19.

El pasado 10 de enero, la familia fue informada de que el anciano había fallecido; dos días después se celebró el funeral, aunque no se les permitió ver el cuerpo debido a los protocolos de Portugal por la pandemia.

Este sábado, 20 días, el hospital contactó con la familia para informarles de que había habido un error y que el anciano estaba vivo.

No todo fue felicidad

"Sé que en estos momentos los médicos tienen mucho trabajo, pero espero que este acontecimiento sirva para que haya más cuidado en el futuro", dijo el hijo del anciano en declaraciones a Jornal de Notícias.

¿Y el otro cuerpo enterrado? Pertenece a otra persona fallecida en el hospital y su familia ya ha sido contactada.

Desborde

Los hospitales portugueses están desbordados por la tercera ola de COVID-19, que colocó al país como líder de la triste tabla de contagios y muertes por millón de habitantes.

Para hacer frente a la presión hospitalaria se han instalado hospitales de campaña en varias ciudades y se están trasladando pacientes de unos centros a otros, incluso desde el continente hasta la isla de Madeira.

Desde marzo el país acumula 711.018 casos positivos, de los cuales 180.000 siguen activos, y 12.179 fallecidos.