Como era de esperarse, China no se piensa quedar con los brazos cruzados ante la decisión de Donald Trump de arancelar las importaciones e iniciar lo que muchos ya consideran como "una guerra económica". 

“Nuestro déficit con China es el mayor de la historia de la humanidad y es hora de acabar con él", planteó Trump y sus nuevas medidas proteccionistas - que ya habían generado preocupación en el G-20- impactaron directo en la bolsa. 

Ahora, China evalúa colocar aranceles más altos a la carne de cerdo, manzanas y tubos de acero- entre otros- que forman parte de una lista de importaciones de Estados Unidos, por valor de 3.000 millones de dólares.

El Ministerio de Comercio chino instó el viernes a Washington a alcanzar un acuerdo sobre la disputa comercial "tan pronto como sea posible". Y no dudaron en calificar la decisión de Trump como "una violación de los principios globales de comercio". 

Lo cierto es que esta "nueva guerra económica" no solo preocupa a China sino también a los propios industriales estadounidenses que ven en el intempestivo anuncio de Trump posibles mayores pérdidas que beneficios.