Terriblemente cuestionada la política del "hijo único" regía en la República Popular China desde 1979 cuando fue necesario poner un límite a la superpoblación del gigante asiático.

Una de la justificaciones que se utilizaba  era que la reducción de natalidad en las zonas urbanas- en las rurales la política empezó a ser más flexible para aquellas familias que necesitaban más manos para trabajar en sus pequeñas granjas- había contribuído al desarrollo económico y educativo de la China moderna.

Sin embargo esta política de "hijo único" tuvo sus terribles daños colaterales como muchas parejas queriendo tener sólo varones y generando un mercado del aborto y adopciones ilegales de niñas.

Aquellas parejas que tenían más de un hijo debían pagar costosas multas y en casos extremos se obligaba a las mujeres a abortar o se las esterilizaba.

Actualmente el Gobierno Chino planea reducir la brecha de género que se da entre 116 hombres cada 100 mujeres y con ánimos de frenar el envejecimiento de la población que empezó a parecerse al drama europeo.

Aunque si bien queda abolido lo del hijo único, el PCCh desde 2013 había empezado a flexibilizar la restricción- que no se aplicaba a todo el territorio chino-  indicando que las parejas podrían tener hasta dos hijos.

El  XIII Plan Quinquenal para el lustro 2016-2020 propone abrir la posibilidad de dos hijos para todas las parejas chinas- sin importar la etnia- y tiene el objetivo de doblar el ingreso per cápita y el consumo de las familias.