Los adolescentes y su entrenador se adentraron el 23 de junio por la noche, después de su entrenamiento, en la cueva de Tham Luang, en la frontera entre Birmania y Laos.

Desde ese entonces, no se tiene contacto con ellos y se espera lo peor tras lluvias torrenciales que los dejaron bloqueados y encerrados en las cuevas. 

Las condiciones meteorológicas mejoraron y los socorristas consiguieron instalar una base de operaciones en los meandros de la cavidad, una de las mayores de Tailandia con una red de más de 10 kilómetros.

"Luchamos contra el tiempo y el agua para salvar estas 13 vidas", aseguró el gobernador Narongsak Osottanakorn.