Las principales críticas se las lleva la alcadesa Ada Colau pero ya son  años de tensiones entre vecinos, turistas y vendedores ambulantes a raíz de la proliferación de venta callejera, robos y fiestas de quienes llegan a Barcelona.

Y las quejas son porque la mayoría de dichas infracciones se producen ante la total pasividad de la Guardia Urbana y los Mossos.