Festejar el Día de la Madre con una marcha de una hora de motoqueros -la mayoría hombres- por las calles de Brasilia es algo que sólo se le puede ocurrir a Jair Bolsonaro.

Ni la cifra de muertos, ni la aparición de cepas autóctonas le cambian el discurso negacionista al presidente de Brasil. Por eso se abrazó con sus seguidores al terminar la marcha y volvió a pedir que se abran todos los comercios y se deje de usar barbijo.