La escena muestra el signo de los tiempos como pocas otras lo han logrado. Por un lado un presidente fascista, religioso, pintoresco, carismático, mediocre y temeroso, por el otro un youtuber de pocos seguidores, cabo del ejército que corre al gobierno brasileño por derecha, acusando a Bolsonaro de ser un acomodaticio del Centrao, el grupo parlamentario de la centroderecha pro establishment que maneja el Planalto en Brasilia.

A eso se le suma una ineficacia en el control de la situación por los servicios de seguridad e inteligencia del equipo que protege al presidente de Brasil, y un gesto impensado, desmedido, controversial, de Bolsonaro, que juega en la campaña electoral de formas distintas según el público al que le llegue.

Las caras del auge -ganando o perdiendo por poco- de la nueva ultra derecha que cautiva a millones de personas en distintos países del mundo, un escenario que muy pocos podían imaginar un par de décadas atrás cuando parecía que la pesadilla había terminado.

Questionei Bolsonaro cara a cara acerca da limitação à delação premiada que ele sancionou - dia 56