"Nuestros hermanos en Argentina no son delincuentes, narcotraficantes. Más bien (buscan) cómo mejorar la situación económica familiar pero también aportando al desarrollo del hermano pueblo de Argentina", afirmó Evo Morales al diario boliviano La Razón.

Tal afirmación viene a cuento de la campaña de xenofobia y racismo lanzada desde el gobierno de Mauricio Macri y cuyo puntapié inicial fue dado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien había declarado: a la Argentina "vienen ciudadanos peruanos y paraguayos y se terminan matando por el control de la droga".

Una afirmación que no se basó en ninguna estadística fiable y causó el rechazo de especialistas como de las propias comunidades de sudamericanos radicados en nuestro país.

Por esa razón, Bolivia decidió enviar a la Argentina una misión integrada por funcionarios del Poder Ejecutivo y miembros del Legislativo para evaluar los efectos de las recientes medidas migratorias adoptadas por el gobierno de Macri con autoridades de nuestro país y con la colonia de cerca de un millón de residentes bolivianos.

Como se sabe, el Gobierno adoptó medidas antimigratorias que virtualmente se igualan con la derogada Ley de Residencia, que permite al Ejecutivo expulsar del país sin juicio ni medida judicial a extranjeros.

"Va a viajar a Argentina una comisión a la cabeza de la Cancillería, junto a algunos ministros y (el presidente) del Senado para ver a nuestros hermanos en Argentina y conocer cuál es el problema que tienen", dijo a periodistas el titular de la cámara alta boliviana, José Alberto Gonzáles.

Los miembros de la misión, presidida por el canciller Fernando Huanacuni, "haremos una gestión y estaremos al lado de nuestra gente, que sientan que nuestros compatriotas no están solos", añadió Gonzáles.